Aunque existan diferencias, pongamos comprensión.
Por más que nos someta la furia, dominemos el equilibrio.
Si nos vence la intolerancia, apostemos por el respeto.
Dónde se adueñe el desconsuelo recuperemos la esperanza.

Cuando nos divida el odio, unámonos en la humildad.
Ante las peores mentiras, distingámonos en la honradez.
Siempre que resulte imposible, démosle chance.
Y si al final, todo resultó en vano,
podremos quedarnos tranquilos por haberlo intentado.

Les deseo a todos, una Navidad llena de felicidad. Brindo con ustedes por un 2018 con un anhelo supremo: que podamos convivir en paz y aprendamos un poco de éstos tortolitos, animándonos a amar un poquito más.

¡Más amor por favor!
Por Ignacio Larre