No es el golpe sino la cicatriz.

No es la caída sino la resignación.

No es el miedo sino la evitación.

No es la equivocación sino el desaliento.

No es el engaño sino la desilusión.

No es el desamor sino la pérdida.

No es el callar sino el reprimir.

No es el querer sino el apegarse.

No es el parecer sino el aparentar.

No es el silencio sino el olvido.

No es el fracaso sino el conformismo.

No son las circunstancias sino lo que decidimos hacer con ellas.

De nosotros depende transformar las vicisitudes de la vida en oportunidades para crecer, o por el contrario, terminar siendo sus víctimas.
Juntemos fuerzas, levantemos la cabeza, y elijamos siempre la opción que nos permita seguir avanzando a pesar de todo. El resultado será una vida plena, que merezca ser vivida y el orgullo de llegar a ser quienes realmente soñamos.
¡Allá vamos!

No todo es lo que parece
Por Ignacio Larre