Lloras, corazón esquivo,
harto por tanto querer
no correspondido.
Anhelas caricias sentidas,
que busquen más que tu piel
aliviarte las heridas.

Imploras amor sincero,
que se quede cerca tuyo
palmo a palmo con tus sueños.
Que abra su pecho a tu abrigo;
curando el dolor presente,
enterrándolo al olvido.

Cautivo esperas, paciente,
que se cumpla tu condena
y ser libre nuevamente.
Tener cuanto te mereces,
en lugar de mendigar
por lo que te pertenece.

Soy preso en tu misma lucha,
batallas que han naufragado
en un pesar de lamentos.
Lo sé porque lo he vivido
y al igual que ti, en mi carne,
sufro llagas de tormentos.

Lloras, corazón esquivo;
lágrimas que eran tristezas,
hoy son de plena alegría.
Vine aquí para quedarme,
ayudarte y que me ayudes
a sanarnos las heridas.

Corazón esquivo

Esta poesía está destinada a todos aquellos que tengan el corazón herido, de tanto intentar y ver frustrados sus anhelos. Les ofrezco una breve caricia de aliento para no bajar los brazos y seguir apostando siempre al corazón. Podrá tener sus riesgos, pero tarde o temprano dará su recompensa. El amor verdadero, existe, y los está esperando.

Por Ignacio Larre