Tienes el andar que marca mis pasos,
la vida que insinúa mi tiempo,
la presencia tierna,
la firmeza que abraza,
el tesón que acaricia.

Llevas la historia en tus manos,
la experiencia en el rostro,
el ejemplo en tu sombra,
la emoción tras tus recuerdos
y mi orgullo por tus logros.

Cargas el dolor de mil batallas,
el sudor de intentar,
la amargura de ilusiones disueltas
y aún así, pese a todo,
la esperanza no te suelta.

Premisa de constancia,
sabiduría en virtud,
sencillez de alma humilde
y ante la adversidad,
un león de indomable corazón.

Tu nombre es mi mayor regalo,
tu enseñanza, mi camino.
En mi sangre está tu fervor,
tu eterna pasión
va conmigo.

Sueño volver en el tiempo,
por un momento ser niño,
para dormirme en tus brazos
mientras te digo al oído,
te amo, mi viejo querido

Mi viejo querido
Por Ignacio Larre