Cargas mi anhelo en tu eterno vuelo,
mi libertad batiendo tus alas;
tu impulso es mi máximo argumento,
a tu norte guías mi mirada.

Viajas tras mi destino añorado,
haces cumbre danzando en mi cielo,
te acurrucas durmiendo en las nubes
donde arrullo mis dulces ensueños.

Tibio sol me abraza en tus mañanas
al son de tu misma melodía.
Acaricias la brisa en mi aliento;
al compás mis latidos y tu alma.

Pertenezco a tu mundo y mi especie,
digno es admirarte y cuidarte.
Pues tu vida no es más que mi vida
pero en ella crece mi esperanza.

Vuela lejos, al confín del tiempo;
no olvides llevarme en tu regazo
y juntos contaremos la historia
surcando la piel del firmamento.

La piel del firmamento

Quién no se imaginó alguna vez, navegando al viento como un ave; desplegando sus alas y poniendo rumbo a sus más profundas esperanzas.
Llevamos la libertad impregnada en nuestro espíritu. Volemos tras nuestros sueños; la felicidad nos está esperando.
Solo depende de nosotros…

Por Ignacio Larre