Allí dónde las puertas parecen cerrarse; dónde la luz comienza a disminuir hasta el punto de apagarse. Allí dónde no hay certezas y las incertidumbres nos acorralan.

En ese preciso lugar dónde nada parece valer la pena y el temor nos enceguece. Allí, recién allí, es donde hallaremos la oportunidad para encontrar la salida.

Todo se resume en seguir intentando.

Siempre hay salida
Por Ignacio Larre