Un rayito de sol es suficiente para transformarlo todo. Basta una brisa de luz para hacernos únicos y hermosos. Todos tenemos esa magia. Todos somos capaces de alcanzarla.

El desafío está en buscar con todas nuestras fuerzas ese rayito interior que nos encienda y esperar que el resto, sencillamente, nos sorprenda.

Picaflor común descansando, mientras un temeroso rayito de sol lo acaricia, realzando sus preciosísimos colores.

Un rayito de sol
Por Ignacio Larre