¿Qué nos pasa? No puedo comprenderlo.

¿Hay acaso algo más hermoso? ¿Existe siquiera una sola cosa que sea más nuestra que la naturaleza? ¿Hay alguien que pueda no sentirse tocado por ella?

No importa la clase social, sexo, religión, raza o cuantas diversidades existan en la humanidad nadie puede resistirse a la belleza y bondades que nos brinda nuestra hermosa y preciada naturaleza.

Sin embargo nos empeñamos en maltratarla mientras ella nos da siempre una nueva oportunidad. Nos vuelve a mirar con sus pacientes ojos generosos y enternecedores para darnos otra chance una y otra vez. Supongo que cree que algún día aprenderemos a darnos cuenta que es lo único que nos queda. Que sin ella no podríamos subsistir. Que sin ella no somos nada.

Pero sinceramente yo estoy perdiendo mis esperanzas. ¿Por
qué, se preguntarán?

Porque si cuando quiero aprovechar un día disfrutando lo que más me gusta, fotografiar la naturaleza en su máximo esplendor, encuentro chicos con gomera, apuntándole a cuanto pudiera moverse, recorriendo los mismos senderos que yo. Es porque las esperanzas se agotan.

Porque si un padre, mientras me ve agazapado buscando la foto de un pato a la distancia, le indica a su hijo el suelo para que los dos juntos tomen piedras, y primero el padre dando el ejemplo y luego su pequeño hijo apuntan hacia aquella misma distancia con la única finalidad de ver si atinaban a alguno. Es porque las esperanzas se agotan.

Porque si le llamé la atención a uno de estos individuos para que no lo hiciera más, recibí de respuesta insultos. Porque si lo intenté nuevamente recibí risas. Terminando por no intentarlo más, resignado, porque la piedra seguramente la recibiría yo. Es por todo esto que mis esperanzas se agotan.

Mientras tanto ella nos mira, como en esta foto, pacientemente y tiernamente confiando que alguna vez nos daremos cuenta.

Espero que lo consigamos antes que sea demasiado tarde

¿Qué nos pasa?
Por Ignacio Larre