No estás solo en el camino
ni desnudo al desamparo,
aunque te sientas perdido
o todo parezca en vano.

No desveles tus tristezas,
deja que duerman sin prisa.
Pon mesura en tus enojos
Y paciencia en tus desdichas.

El dolor sabe tu herida,
quiere matar tu esperanza.
No permitas que su impronta
haga tuya su desgracia.

Fija al cielo la mirada,
haz horizonte en tu anhelo,
que el sol comienza a asomarse
dando fin al desconsuelo.

Levanta los brazos caídos
y hazle frente al desaliento.
Pon ventanas en tus muros
y alas detrás de tus sueños.

Del pasado crea historias
que narren lo que has vencido.
Tristeza, que eras gigante
y hoy, tan pequeña en tu olvido.

Tristeza

En aquellos momentos en los que el gigante de la tristeza parezca adueñarse de nuestras esperanzas, no caigamos en los brazos del desaliento. Siempre, absolutamente siempre, el sol volverá a salir en nuestras vidas, dejando en el olvido todos nuestros monstruos.
Recuerda que la vida está llena de pruebas, con el único propósito de hacernos más fuertes al superarlas.

¡Sigamos adelante! ¡La felicidad nos está esperando!

Por Ignacio Larre