Quiéreme…

Quiéreme en mis sombras, en ese lugar oscuro donde no puedo encontrarme, donde nacen mis peores miedos y mayores debilidades.

Quiéreme allí donde se acaban mis certezas, donde más sufro, donde más quema.

Quiéreme donde más me cuesta quererme, donde te necesito aunque nunca te lo pida. En mis errores. En mis fracasos.

Quiéreme en lo profundo, aunque duela. En lo permanente, aunque canse. En la sinceridad, aunque lastime.

Quiéreme en mis vergüenzas, en mi parte más humana, en mis cobardías.

Quiéreme donde mi corazón no llega y mi razón no entiende.

Quiéreme allí, en lo peor de mí; porque si lo haces, descubriré realmente que tu amor es verdadero.

Quiéreme


Querer donde resulta fácil, más que una virtud es una obviedad, e incluso, una necesidad. Es en lo más profundo de nuestros infiernos donde podremos encontrar a los que nos quieren verdaderamente.

Querer no es un acto de encarnizado sacrificio, pero sí, una honesta manera de poner nuestro corazón en aquel lugar donde el otro más lo necesita.

No es fácil, lo sé. Pero… ¿Existe acaso algo más gratificante en la vida que poder querer y ser querido?

Por Ignacio Larre